Los jugadores deben estar habituados a tener seguridad, tranquilidad y motivaciones suficientes para realizar los sistemas tácticos y estratégicos en buenas condiciones. Estas tres características deben estar presentes en cada entrenamiento para llegar crear un hábito de confinza plena entre los jugadores y el cuerpo técnico.
El entrenador debe procurar al máximo el incentivar esta metodología de trabajo, comunicandose con charlas grupales, individuales y especialmente dar refuerzos positivos constantes. Es primordial que los jugadores se sientan seguros del trabajo táctico-estratégico aplicado por el equipo y en cada partido, de lo contrario, las acciones individuales se sucederán, los nérvios explotarán, se cometerán errores y la táctica de equipo morirá antes de ponerla en práctica.
Un jugado seguro, motivado y con buena aptitud mental conseguira realizar acciones predeterminadas de forma eficaz , un jugador poco motivado e inseguro sentirá pánico en realizar jugadas o acciones más que entrenadas, ya que el miedo lo cautivará y su responsabilidad para el equipo menguará.
