lunes, 27 de octubre de 2008

EL ENTRENADOR DE FÚTBOL SALA Y LA ENSEÑANZA -APRENDIZAJE DE LOS JUGADORES

Cualquier acción que realice un entrenador, monitor o maestro, ha de inspirarse en un correcto planteamiento de la acción didáctica. El concepto de esta relación es, en esencia, que el entrenador consiga que los aprendizajes de los jugadores sigan los planes previstos y cumplan con los contenidos y los objetivos fijados en su programación. El entrenador ha de actuar para obtener esta finalidad y su actuación será más o menos eficaz según su capacidad y del método, sistema o estilo de trabajo escogido. Este método lo forman las técnicas didácticas específicas o también los llamados “estilos de enseñanza”, es decir, determinadas maneras eficaces de realizar el acto de enseñanza-aprendizaje, según los contenidos, objetivos, el nivel, la edad, etc., realizando el entrenador el acto de enseñar y el jugador el de aprender y retroalimentándose de forma continua a lo largo de toda la vida deportiva.
Pero antes de seguir adelante, comentar, que el entrenador debe respetar algunas normas muy interesantes para programar las tareas o ejercicios y que el acto de la enseñanza-aprendizaje concluya positivamente hacia los jugadores del equipo, normas que se refirieren al conocimiento personal de sus jugadores: situación familiar, relación con los compañeros, motivaciones, trayectoria deportiva, carácter, perfil deportivo, ambiciones, etc.; estos rasgos personales están vivos constantemente y afectan a los jugadores como seres humanos ya que están en vías de formación, desarrollo y mejora de forma continua. El conocimiento de todos estos datos y situaciones, o al menos los más relevantes de cada jugador, ayudan al entrenador a conocer dos aspectos fundamentales del mismo: los intereses y necesidades (motivación) y sus capacidades intelectuales y físicas. No está de más remarcar, que tanto las motivaciones como las capacidades de cada individuo, vienen determinadas según la fase de desarrollo psicológico y sus experiencias anteriores, es decir, su propia historia, siendo cada jugador único e irrepetible. Por ello, en el momento que el entrenador propone una tarea, una actividad, un ejercicio, un contenido, un problema, etc., cada jugador resuelve la situación de una forma concreta y particular, correcta o no, parecida o no a las expectativas del entrenador. Si es correcta la solución (habitualmente la ejecución), la acción de enseñanza-aprendizaje ha obtenido sus frutos, ha sido eficaz, pero si no lo es, el entrenador debe evaluar, analizar, diagnosticar y mejorar su acción didáctica y por lo tanto, deberá mejorar lo siguientes elementos: la presentación del contenido, la forma, el sistema o método, la explicación, la demostración de la tarea, cambiar de actividad, ejercicio, etc., para corregir el déficit final.
Una vez establecidos, de forma muy básica, cuales son las características y relaciones entre el entrenador y la enseñanza-aprendizaje, debemos establecer como programamos los contenidos, las tareas, actividades, ejercicios, etc., normalmente y como ya hemos mencionado, toda acción que se encamine a un objetivo preciso ha de estar programada. Si por ejemplo, vamos a efectuar un entrenamiento de técnica individual con balón, deberemos tenerlo programado paso a paso, desde a quién va dirigido el entrenamiento, pasando por los ejercicios que se deberán realizar, la progresión, la dificultad, si los presentamos de forma global o analítica, el número exacto de repeticiones, la pausa concreta entre un ejercicio y otro, etc., hasta saber el qué explicar, el cómo explicar, de cómo demostrar la acción, los puntos relevantes de la misma, etc., es la forma correcta, aunque costosa al principio, para que la acción de la enseñanza-aprendizaje (entrenador-jugador) tenga el efecto esperado, de lo contrario, esperamos que la suerte o la casualidad ilumine los resultados.
Para realizar una programación didáctica viva, dinámica y útil podemos utilizar como guía los siguientes pasos:
FASES DE LA PROGRAMACIÓN DIDÁCTICA
1.-Análisis de la situación inicial o de partida.
2.-Definición de los objetivos.
3.-Elección de los métodos.
4.-Definición de los contenidos.
5.-Elección de las tareas
6.-Elección de los medios y de los materiales.
7.-Evaluación.
1.- Análisis de la situación inicial o de partida: el entrenador ha de conocer sobretodo, las necesidades formativas de cada jugador, por ello, debe realizar un análisis de la situación inicial, tratando de determinar el grado de desarrollo de la capacidad motriz individual, la posición de colaboración y de participación en el equipo, las características de comportamiento y la capacidad de aprendizaje de los jugadores.
2.- Definición de los objetivos: la segunda operación será la definición de los objetivos, en nuestro caso nos centraremos en los llamados objetivos didácticos (específicos) ya que son bien definibles (formulación), de fácil realización (actividades, tareas, ejercicios...para conseguirlos) y verificables (evaluación). En nuestro campo, el fútbol sala, es relativamente fácil advertir los comportamientos motores de nuestros jugadores, su desarrollo y mejora ya que son directamente evaluables con una simple observación diaria.
3.- Elección de los métodos: el entrenador deberá seleccionar los métodos didácticos que quiere poner en práctica, para ello podrá escoger entre una variada selección, que deberá conocer y que deberá adaptar a los jugadores y al equipo, según la edad, los contenidos, los objetivos e intereses del grupo y personales. Por regla general, en nuestro deporte los más utilizados son los denominados directivos: el control o mando directo (el entrenador dicta absolutamente todo, es el experto en la materia, es el entrenador perfecto...), la asignación de tareas (los jugadores toman parte de responsabilidades en el momento de realizar la tarea encomendada), la enseñanza individualizada (planes de trabajo individual para jugadores específicos), el método mixto donde se fragmentan acciones para luego retomar la globalidad (contenidos, habitualmente técnicos, que se fragmentan o se secuencian en ejercicios o tareas para mejorar partes concretas y luego se vuelven a unir de forma global) y la enseñanza recíproca (intervienen dos jugadores que se corrigen y evalúan).
MÉTODOS DIDÁCTICOS
1.-Libre exploración.
2.-Descubrimiento guiado.
3.-Resolución de problemas.
4.-Mixto (analítico-sintético).
5.-Enseñanza individualizada.
6.-Enseñanza recíproca.
7.-Asignación de tareas.
8.-Control directo.
4.-Definición de los contenidos: una vez realizados los procesos anteriores debemos establecer los contenidos, es decir, que queremos que aprendan nuestros jugadores?, a nivel técnico, a nivel táctico-estratégico, etc., para ello debemos programar las acciones técnicas con y sin balón, los sistemas o acciones táctico-estratégicas, novedades en el reglamento, etc.
5.-Elección de las tareas: en base a los contenidos anteriormente expuestos, desarrollamos las tareas, ejercicios, actividades, etc. que queremos que realicen nuestros jugadores. Recordar en este punto que tanto contenidos, como tareas deben estar acordes a los objetivos, a la edad, al nivel, intereses personales de los jugadores, del grupo, etc.
6.-Elección de los medios y los materiales: este apartado está estrechamente ligado con la definición de los contenidos y la elección de las tareas. Por un lado los medios, pista, gimnasio, etc., y por otro el material, como balones, aros, pelotas medicinales, bancos, petos, etc. son los dos eslabones que ayudan a conseguir los objetivos previstos. Como apunte final, decir que cuanto más material tengamos a nuestra disposición, más facilidad para realizar una acción de enseñanza-aprendizaje de forma viva y eficaz.
7.-Evaluación: la evaluación se refiere tanto a la actividad didáctica del entrenador como a los objetivos conseguidos por los jugadores en todos los ámbitos, madurez motriz, desarrollo y mejora técnica, comprensión y aplicación de los sistemas táctico-estratégicos, evolución de las capacidades condicionales, etc.
Podemos concluir este artículo, afirmando que realizando una buena y correcta programación, se derivará una actividad didáctica rica de estímulos afectivos y de participación colectiva y un acto de enseñanza-aprendizaje vivo, dinámico, rico y eficaz, tanto para el entrenador, como para los jugadores.
Xavier Palau