
Durante el ejercicio prolongado, en especial en climas muy cálidos donde se pierden grandes cantidades de líquido (deshidratación) predispone esta circunstancia a que se produzcan calambres de forma habitual. También es causa de los mismos problemas la fatiga muscular, pequeñas roturas musculares, contusiones durante el entrenamiento, calcetines y zapatillas deportivas excesivamente apretadas que impidan un buen riego sanguíneo, gran acumulación de ácido láctico y especialmente una escasa preparación física.

Para prevenir estos calambres musculares deberemos asegurar en nuestro organismo una buena reserva de líquido y sales antes, durante y después del entrenamiento o partido, realizar sistematicamente entrenamientos de preparación física adecuada para soportar mayores cargas de trabajo y siempre realizar un calentamiento correcto para adaptar a nuestro orgnismo a nuevas y más intensas exigencias físicas.
Xavier Palau